Inferiores en peligro

Mucho se ha dicho sobre los socios mayores de 18 años, pero poco se ha comentado de los menores. Mientras la prensa seguía con atención los casos de los socios mayores y sus intrascendentes vidas, las inferiores han tomado un rumbo que ahora, ya parece difícil de torcer.
Lamentablemente, la Generación Bala (así conocida en el ámbito psicológico y terapéutico) transita caminos que poco tienen que ver con la hombría. Casos como el del Gato Koiffman, Dan Weksler y Gastón "tostadita" Deich son únicamente la punta del iceberg de este gran problema que nos atañe a todos. Si queremos un Buchardo con futuro, en el que sean los hombres los que lleven los pantalones puestos, deberíamos revisar situaciones escandalosas como la que aquí se trae a la luz. Estos individuos (no hay que olvidarse del hijo de Dreissen con el pelo alborotado cuyo nombre ignoro y de, quizás, el emblema de esta camada amanerada: Diego Lini) se pasean vestidos como Gastón Gaudio por los mismos pasillos que alguna vez supimos caminar nosotros. Esos rostros, de pelo largo y con vinchas para sostener sus cabelleras, y su andar afeminado, no dan una buena imagen al resto de los pequeños quienes, según datos oficiales del INDEB (Índice Nacional de Estadísticas Buchardenses), están dejando de lado deportes de contacto como el fútbol y el básquet para dedicarse a los menos peligrosos y mucho menos varoniles tenis y ping pong.
No pretendo con esto prender una luz de alarma a la población. Considérenlo un simple llamado de atención. No sé si el CSCB tiene jurisprudencia para actuar. De no ser así, considero prioritaria la creación de un ente encargado de enderezar a esta juventud retrógrada y amanerada que, no solo se está autoflagelando, sino que además influye sobre los pequeños retoños buchardenses (algunos de ellos son sus parientes, de ahí la importancia de participar).

Sin más que decir, saluda atte Germán